Los vaivenes futbolísticos de Ever Ready no se
detienen. A esta altura de las circunstancias, el equipo de la calle San Martín
debiera estar afianzado, firme y con convicción. Pero sigue inseguro de sí
mismo, previsible y chato. Y entonces permite que un rival lleno de pibes como
Independiente se agrande y le dibuje la cara misma del sinsabor, y si no fue
peor, fue porque el Rojo no tuvo resto, y porque a Deportivo se le ocurrió
empatar más tarde.
Es cierto que en el balance, Ever Ready estuvo
más cerca de ganar que de perder, pero el emotivo 4 a 4 final habla a las claras
de un equipo que hizo casi todo mal en defensa y que se desdibujó cuando tuvo
todo para rematar el partido. Es que a los 24 minutos de juego el blanquinegro
estaba 2 a
0 en ganancia con los goles de Córdoba y Battistessa, y a partir de allí debió
decidirse a edificar la victoria final.
Pero la falta de solidez y de astucia en un
momento crucial como el de ayer, donde la victoria le servía para quedar solo
arriba aunque sea momentáneamente, hizo que Ever Ready permitiera la reacción
de un jovencísimo Independiente, al que no le importó nada y le jugó de igual a
igual ni bien Nahuel Toribio descontó de cabeza a los 34 minutos.
Desde allí y hasta el final del juego fue un
partido parejo, con un segundo tiempo emocionante y con Independiente marcando
diferencias a la hora de atacar, con la velocidad de Spergge, la calidad e
Carlomagno -que reventó el poste a los 30 segundos- y el descaro de todos para
hacerle frente a un rival que futbolísticamente hacía poco, pero que llegaba.
Trigo había mandado a la cancha a Lautaro Rodríguez
por Adrián Franco, y el pibe se mandó un jugadón para ponerle una pelota
bárbara a Carlomagno, que con un cabezazo de emboquillada sorprendió a Ranieri
y puso las cosas iguales a los 13 minutos. Parecía durarle poco la alegría a
Independiente, porque a los 16’
Alexis Fernández empató de cabeza, anticipando la salida del arquerito Lucas
Sanz, de buena tarea.
Cuando parecía Ever Ready reencaminar su
triunfo, una desafortunada acción de Alfredo Díaz en un corner terminó en
autogol y empate transitorio, para que otra vez el Rojo se ponga a tiro a los 23’ y el blanquinegro
complicara su presente, y aún más porque a los 26’ se quedó con diez porque
Córdoba se fue de boca y Tadiello lo expulsó.
El 3
a 3 no era buen negocio para el conjunto de Irazábal, que
necesitaba ganar por sí, y para meterle presión a los demás que jugaban
después. Colectivamente no le salió nada, y volvió a depender de lo que
hicieran sus individualidades. Por eso Gelmini de tiro libre colocó el 4-3 a los 33’, y cuando pretendía bajarle
las persianas al partido volvió a sufrir con una exquisita definición de
Carlomagno, que desde la puerta del área empató a los 38’, con un derechazo a tres
dedos sensacional.
La desesperación invadió a todo Ever Ready,
que metió enjundia en el instante final. Fue en vano, porque nada le salió en
el apuro. Se fue triste y cabizbajo por el empate, pero el designio del destino
lo puso a prueba una vez más. Como si se tratara de un juego de azar, tiene
otra mano por jugar, y verá con qué cartas se encuentra el domingo que viene
cuando reciba a Deportivo.