lunes, 22 de diciembre de 2014

Por su levantada, Ever Ready se fue más contento

Tremendo. Emotivo y cambiante. Con todos los ingredientes que el público quiere ver en un partido final de dientes apretados, con dos equipos que se entregaron en pos de una idea de lo que tienen que hacer. Nadie se puede haber ido insatisfecho, ni de un lado ni del otro, y menos aún los muchísimos neutrales que ayer ayudaron a que el Estadio luciera como en sus mejores tardes, pintando un estupendo marco.
La mueca risueña se la llevó Ever Ready, porque perdía 3 a 1 y culminó elaborando una levantada formidable para terminar 3 a 3 y volver a vivir en un rato. Independiente masculló bronca porque había tenido al campeón de rodillas y no se animó a ejecutarlo. Pero igual se fue tranquilo, sabiendo que aún puede.
Cada uno con su librito. Por eso salió un partido lindo y abierto. Independiente tuvo en Spinelli a su termómetro desde la mitad de la cancha, y la sapiencia de Cámara para mostrar siempre el camino. Ever Ready apostó a la presencia de Alday, la ayuda de Gelmini y el sacrficio de Salinas para no entregarse nunca.
Con el guante del 10
La zurda mágica de Franco Gelmini entró bien despierta. Apenas iban 3 minutos cuando tuvo un tiro de esquina desde la derecha y ejecutó como siempre. Envío lleno de rosa y veneno, el arquero Cordero que choca con Poveda y la pelota que entra para que rápidamente Ever Ready empiece a manejar los hilos con una de sus fórmulas más aceitadas: la pegada del 10.
Al rato y otra vez por la misma vía, Ever Ready casi pone el golpe de nocaut, pero increíblemente la pelota dio en el travesaño, rebotó en Sebastián Suárez y salió rebotada desde la mismísima línea de sentencia, con el defensor metido en el arco.
Era el peor momento del Rojo, que perplejo vio como a los 19’ otra vez Gelmini casi le rompe las manos a Cordero, que dio rebote y fue salvado por Polo, que despejó ante la entrada de Salinas. La caída parecía acentuarse con la correcta expulsión de Pascua, que “pasado de vueltas” vio la segunda amarilla en apenas 23 minutos.
Cuando el mundo parecía venirse abajo para los castellenses, llegó la redención. Escapada como en sus mejores tiempos de “Bombón” Ayala por izquierda, centro a tres dedos y palomita en genial definición de Alfredo Cámara, para decirles a todos en 26 minutos: “acá estamos nosotros. Vamos que no pasa nada”.
Y empezó otro partido. Con el gol, los de Carlos Lucero tomaron impulso y Ever Ready inexplicablemente se vio superado por el ímpetu visitante. Independiente se hizo siempre del balón. Cámara fue cerebro y Spinelli patrón del medio. Barrios empezó a influir con su velocidad, aunque jamás pudo encontrarse con el perdido Poveda, y así se quedó siempre en amagos.
Cuando la pelota no entró
Pese a pasar sus peores momentos, el local siguió llegando y siendo punzante. Pudo haber aumentado, pero no la embocó. A los 27’ Salinas llegó con peligro, pero su remate dio en la parte exterior de la red. A los 31’, el 9 hizo una fantástica jugada individual, pero su definición se fue apenas al lado del palo izquierdo de Cordero, que no sabía a quién retar a esa altura. Y hasta desde lejos tuvo la suya el blanquinegro, con un remate de Alday que se fue apenas alto.
Dicen que los goles que se erran en un arco, se sufren en el de enfrente. Y el axioma se cumplió a rajatabla. En el primer minuto de descuento, y cuando Ever Ready también se había quedado con diez por la expulsión de Muñoz (la segunda amarilla fue desmedida), Independiente se topó con el segundo gol, injustamente. Después de un corner, hubo un sinfín de rebotes, y entre tantas piernas apareció Sebastián Insua para estampar el impensado e inmerecido 2-1.
Los goles no se merecen, se hacen. Por esa sencilla razón, la realidad le dio un duro golpe a Ever Ready, que acusó el impacto y salió desinflado al segundo tiempo. Tuvo alguna chance menor, pero de movida fue Independiente que mostró su mejor cariz, bien plantado atrás y sostenido desde el trabajo incansable de un mediocampo rendidor. No obstante, Cordero mostró sus virtudes sacándole un tiro libre a Alday primero y cortándole un avance a Gelmini cuando llegaba Salinas.
Iban 17 minutos cuando Barrios y San Martín elaboraron una pared soñada, que terminó con el remate apenas alto del volante, que había reemplazado al lesionado Polo, víctima del juego fuerte que empezó a aparecer y que no fue merituado por el árbitro Montoya. El mismo camino siguió Gigena al rato, debiendo dejar el partido reemplazado por Traverso.
Todo parecía de Independiente pero…
Promediando el complemento, el juego no daba respiro y era de ida y vuelta. Nadie podía cometer errores a esa altura, y a las ganas de Ever Ready se le contrapuso la efectividad de un oponente eficaz. Díaz, que pocas veces encontró su novedosa posición de volante central, perdió la pelota en el medio y desde allí nació la contra que terminó en el 3-1 que marcó Barrios con su habitual solvencia a los 25 minutos.
Pero el campeón es el campeón. Tiene chapa y jerarquía. Y lo anda exhibiendo a cada rato. Apenas 60 segundos después del 1-3 en contra, pudo recuperarse con una soberbia definición de Alday desde la puerta del área grande. Al conesino le llovió la pelota y prácticamente acostó su derecha para empalmarla con alma y vida, dirigiéndola certeramente al arco.
Quedaban menos de 20 minutos y Ever Ready fue una tromba, y aunque se expuso en varias fue a buscar el empate. A los 32’ casi lo consigue, pero Cordero le tapó el disparo a Gelmini, después que éste se la llevara groseramente con el brazo sin que Montoya lo advirtiera. Un minuto después, el 10 frotó la lámpara, y desde la esquina derecha volvió a hacerlo: corner cerrado y golazo en el segundo palo para el 3-3.
Emocionante y heroico, con toda la tribuna blanquinegra rendida a los pies de un verdadero mago, que sacó otra vez a relucir su zurda enguantada para darle vida a un Ever Ready que supo cómo levantarse frente a un rival que quedó atónito, dejando pasar una oportunidad única.

No quedó nada dicho, pero los 90 minutos de ayer dejaron mucho. Queda una nueva historia el domingo próximo, en la que Ever Ready está obligado a triunfar. Si no es así, la gloria se quedará en Castelli. Será otro partido a pleno fuego, seguro.