lunes, 10 de febrero de 2014
TDI: Independiente fue Roncoroni y diez más
Cuando un solo jugador es tan concluyente, las
palabras a veces sobran para calificar una tarde personalmente estupenda. Pero
claro, para respaldar esa notable tarea individual del delantero que vino de
Social, Independiente fue además un equipo sin fisuras, combativo, concentrado
y con un fútbol que dejó sin nada a una versión muy diferente de aquel Atlético
Chascomús que el domingo pasado había bajado a Ever Ready.
Más allá de los tres goles de Federico
Roncoroni, que le dieron forma al vital y trascendente triunfo que dejó al
equipo de Yori y Capdeville en lo más alto de la tabla de posiciones, fue muy
loable la tarea colectiva, porque nadie tuvo altibajos, y allí radicó la base
con que el conjunto de Dolores fue mucho más que un apático e intrascendente
equipo visitante.
Mucho se había especulado en la semana previa,
porque desde la estrategia se sabía que Roch volvería a jugar como defensor
después de mucho tiempo, pensando en contener al delantero Cánepa, que
lesionado ayer no estuvo. Pero Cancio metió mano y su versión fue otro equipo,
más débil, sin volumen y superado por las ganas y el trajinar de un
Independiente voraz en la mitad del terreno, y con un Hugo Alvarez movedizo y
agresivo siempre.
Independiente tenía una radiografía clara de
lo que había sido y de lo que podía hacer su rival, y fue preciso y eficaz en
su cometido de contenerlo, sin apartarse jamás de su libreto que incluía la
obligación constante sobre la endeble defensa albirroja. Todas sus líneas se
vieron comprometidas y en el rendimiento colectivo estuvo lo mejor, más allá de
la letal tarde de ese monstruo del área que es el “Chino” Roncoroni, desde hace
rato el delantero más determinante de nuestro fútbol.
Tras un inicio parejo en el que Independiente
insinuó con peligro a través de las pelotas paradas ejecutadas por Alvarez,
Atlético tuvo su chance pero por poco lo perdió Salas. Las emociones
escaseaban, hasta que a los 36’
y tras un tiro de esquina preciso de Spergge, Roncoroni le ganó a todos de
arriba y de cabeza colocó el 1 a
0.
Los chascomunenses reaccionaron enseguida como
contra Ever Ready, y dos minutos después se toparon con la igualdad a través de
un penal que Mayoraz le cometió a González Expósito y que López cambió por gol.
Era barajar y dar de nuevo, al menos desde los números, pero Assirio se fue de
pierna y el árbitro Eberle le mostró la segunda amarilla, dejando a su elenco
con diez hombres cuando quedaba demasiado.
Con Leandro González por Echandía desde
mediados de la parte inicial, Independiente salió con todo en el segundo
tiempo, ante un Atlético que decidió jugar con tres en el fondo. La fórmula no
funcionó, porque a los 6’
Spergge recibió solo por izquierda y metió una corrida monumental, poniéndole
el centro a la cabeza del letal Roncoroni, que se la puso en el ángulo a
Barragán.
Fiesta desatada en el Estadio. Ganaba bien
Independiente, merced a su tremenda capacidad goleadora y a un rendimiento
global aceptable, frente a un Atlético errático del medio hacia atrás y
extrañando horrores al desequilibrante Cánepa, ayer ausente por lesión.
Con convicción y mostrando tener “otro cambio”
a la hora de atacar, no extrañó que a los 25’ otra vez Roncoroni arrastrara a la marca
como toda la tarde y fuera por derecha a ganar de prepo, cruzando un remate que
tomó a Barragán mal parado y poniendo a Independiente 3 a 1 y cerrando de la mejor
manera esta primera mitad de certamen.
Atlético quiso vender cara su derrota y
alcanzó a descontar a los 33’
por intermedio de Chiacchio. Ahí el partido transitó por una nebulosa, pero
Calabrese con una atajada monumental a
Correa le tapó la boca a todos, de un lado y del otro. Ya era hora de ratificar
el triunfo sin miedos, y también de devolución de gentilezas, que fue lo que
pasó en el cierre cuando Roncoroni asistió a Alvarez que solo fue a correr, y a
poner el 4 a
2 que era lapidario.
No fue un cuento chino, al menos para
Independiente. Si quizás lo fue para Atlético, que como en la película argentina
que lleva ese nombres, fue como el oriental Jun para Roberto. Porque como le
pasó al personaje que encarnó Ricardo Darín, nunca entendió de qué se trataba
el idioma del gol que ayer enarboló un tal Roncoroni, ese que guió la tarde iluminada
del Rojo, que jugó bien, ganó y ahora los mira a todos desde arriba.
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