Diferencias. Entre un equipo que viene firme y otro que encuentra el
rumbo sólo por momentos. Grietas que de un lado no aparecen y del otro se
marcan con cada embate rival. En definitiva, ganó el que tenía que ganar, por
favorito y porque simplemente fue y es mejor. Y aunque a veces en el fútbol no
hay lógica, ayer tampoco hubo milagro.
Sin caerle con todo a nuestro Independiente -que encima sufrió varias
bajas como las de Fraga, Pérez y Mitta-, el partido de ayer por momentos
pareció un entrenamiento. Sería fácil pegarle a este grupo de chicos que hacen
lo que pueden (y hasta a veces más, por el empeño que le ponen pese a saberse
inferiores), pero no es el hecho. Se sabía de movida que esta empresa servía
para sumar experiencia y nada más. Por suerte, lejos está el Rojo local de
rondar el papelón. Hay mucha dignidad, por sobre todas las cosas.
Fue demasiado Independiente de Tandil, que tardó un rato en acomodarse.
Pero cuando se amoldó Gonzalo Turri y se asoció con el “gordito” Villar (el
único que no corre, pero tiene una calidad bárbara), más el aporte que desde el
medio tuvieron los volantes Valerio y Harguindeguy, fue casi un monólogo. A
ellos se acopló en forma permanente el movedizo Juan Turri, un gigante centrodelantero
al que Maxi Fernández siguió a sol y a sombra, ganando y perdiendo.
Hizo lo que pudo el local, perdiendo la batalla en la mitad de la
cancha, conteniendo y aguantando hasta donde soportó. Después de intentar en un
par de oportunidades, recién a los 25’ los tandilenses hallaron el camino. Fue
en una mala salida de arco local. Gran contra manejada por Juan Turri, remate y
rebote en Marti para el gol de Harguindeguy, un volante que juega adelantado y
con un panorama fabuloso.
Tras la ventaja, el visitante llegó otra vez en los pies de Villar, pero
la intervención certera de Marti le ahogó el grito. Enseguida vino la reacción
del Independiente local, que arremetió con sus mejores momentos, obligando con
un Carlomagno inspirado que a los 40’ guapeó por izquierda y le sirvió el gol a
Gelmini, pero el remate del 10 fue magistralmente desviado por el seguro Casas.
En la arremetida Spergge probó desde lejos, y otra vez el 1 salvó estirándose
magistralmente.
Todo lo bueno que hizo en esos instantes, se diluyó en una jugada donde
el infortunio volvió a golpearlo. Corner a favor del local increíblemente mal
ejecutado por Gelmini, despeje largo hacia la derecha. Redondo falla,
complicado por la velocidad del campo de juego en medio de una lluvia
torrencial y Villar que se va, toca para la llegada del siempre visible Gonzalo
Turri, que con suavidad y astucia coloca el 2-0, y le da un cimbronazo a la
esperanza. Parecía partido liquidado.
Esos instantes de lucidez no aparecieron más en el Independiente local.
El otro hizo negocio, levantó el ritmo y manejó el partido a su antojo en el
complemento. Se fueron expulsados Camio y Elizalde, pero en nada influyó. Sobre
el final se le antojó acelerar y tuvo el tercero en una corrida monumental de
Juan Turri, que sirvió para coronar otra goleada y el paso casi decisivo hacia
la segura clasificación.
Igualdad
en Ayacucho
En el otro partido de la Zona, Atlético Ayacuho y Parque de Deporte
Labardén igualaron 1 a 1 en la tierra del “Ternero”, librándose así una animada
batalla por el segundo lugar en la tabla de posiciones, en la que por ahora se
imponen los ayer locales por diferencia de goles.
Atlético se puso en ventaja por intermedio de Gastón Olaverrieta, pero
en el complemento Zacarías Blanco, de penal, logró la igualdad. Ambos elencos
terminaron con diez: Sauco vio la roja en el local y Leguizamón en el campeón
maipuense. Dirigió el árbitro dolorense Martín Zabaljauregui, secundado por
Darío Ortíz y Roberto Marino.
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