Fue el triunfo del entendimiento colectivo por sobre
la jerarquía individual. Fue Independiente mucho más pensante y equilibrado que
un Ever Ready que arrancó bien, pero se desplomó ante la vertiginosidad que le
puso el nuevo campeón al partido, sobre todo cuando éste encontró los espacios
que le cedió el monarca saliente.
Por eso ganó bien el Rojo. Y es campeón. Por sus argumentos,
por su solidez y porque supo ahora poner a tiempo los golpes necesarios y
certeros para herir fieramente. Y porque además, esta vez no le dejó resquicio
alguno al blanquinegro para reaccionar.
Fueron dos realidades diferentes, capitalizadas en la
vitalidad que tuvo Independiente en el área contraria. Porque supo qué hacer
cuando se hizo dueño de la pelota, porque hizo del criterio una virtud, y
porque entendió cómo jugarle a un rival que empezó ganando, y que se fue desvirtuando
poco a poco.
Del golpe inicial de Gelmini a través de un penal,
hasta el empate de Alfredo Cámara sobre el cierre de la etapa inicial, pasó que
Ever Ready mostró mejor rodaje, pero no supo entrarle a un rival bien
abroquelado en el fondo que sólo perdió en la falta de Vandevalle a Alday, y
que derivó en la concreción de Gelmini a los 11’.
Acordándose siempre que el empate le servía,
Independiente fue arrimándose, ganando en la mitad de la cancha y cercenando la
chance que Alday invente algo con Silva. Spinelli copó el medio, Ayala siempre
colaboró, Barrios fue ganando confianza en velocidad y Poveda desgastó, mientras
el cerebro de Cámara siempre estuvo activo, pese al intenso calor y sus 36 años.
El no desesperarse fue una virtud del equipo de Carlos
Lucero. Siempre tuvo el partido a “rienda corta” desde los 20 minutos, después
que pasó el chubasco inicial de Ever Ready, que rápidamente se quedó de a pie,
como sin potencia. No gravitó Gelmini, Taylor se perdió y Salinas no tuvo participación.
Y así le fue difícil siempre.
Se terminaba un primer tiempo “chato y de trámite
anodino”, como diría un viejo habitué del Municipal. Justo se despertó
Independiente, en un lateral, con Barrios tomando a la defensa contraria
dormida y cediendo para la entrada en solitario del enorme Cámara, que de
frente al arco sentenció a Tejeda para el 1 a 1. Una inocentada propia del 28
de diciembre.
Otra historia
El complemento acentuó la diferencia que hubo entre
uno y otro. Independiente de movida inquietó con el escurridizo Polo, que incansablemente
fue y vino cuantas veces quiso por su banda. A los 4’ un centro suyo terminó en
la cabeza de Barrios y en una estupenda tapada de Tejeda.
Enseguida, Gelmini exigió a Cordero en un corner que
salvó provisionalmente Poveda en el segundo palo. Un rato después, Silva encaró
por izquierda y sacó un remate que llevaba destino de gol, pero Cordero tapó
magníficamente, y en el rebote le tapó el cabezazo a Salinas completando una
doble atajada fenomenal. Fue lo último que hizo bien Ever Ready. Apenas iban 13
minutos.
Sacudido por el aviso, Independiente respondió a los
15’ con un formidable remate de Cámara que Tejeda despejó con maestría,
mostrando reflejos gigantes para ahogarle luego el gol a Polo. Pero poco pudo
hacer el arquero blanquinegro a los 21’ con un centrazo de Barrios desde la
derecha que aterrizó en la cabeza solitaria de Poveda, para que el 9 la clave
lejos del alcance del golero y festeje con todo el pueblo “Gitano” el 2-1 y la
aproximación al título.
Aún quedaba pero ya se palpitaba el final. Ever Ready
intentó la heroica desacomodándose, y pensando sólo en el arco de enfrente. Le
salió horrible. Con Suárez de centrodelantero, Independiente lo agarró de
contra y lo mató cuatro minutos después con la maestría de Cámara y el toque a
la red de Poveda que desató la locura con el 3 a 1 cuando restaban veinte.
De ahí al final nada le salió a Ever Ready, e
Independiente fue cómodamente navegando hacia la conquista de la merecida corona.
Porque hizo las cosas mejor, y porque mostró argumentos sólidos que fueron
superiores a los de un rival deteriorado futbolísticamente, y que esta vez no
tuvo la chance de reaccionar, ni siquiera desde sus individualidades, opacadas
por un trabajo concienzudo de un campeón que supo cómo llegar al puerto deseado.
1 comentario:
siiiiii. un comentario de fútbol
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