lunes, 27 de enero de 2014

Independiente se dejó estar, y Ever Ready no perdonó

Hay lecciones que a esta altura debieran saberse, y que en esta clase de certámenes pesan duro. Cuando hay un rival como Ever Ready enfrente, hay que utilizar todas las herramientas necesarias para no dejarle resquicio para que respire, y por más fallos arbitrales contradictorios que haya, nada debe interferir para llevar adelante el objetivo.
Ayer Independiente estaba dando el gran batacazo en el lanzamiento del Torneo del Interior. Le ganaba al tricampeón 2 a 0 hasta los 35 minutos del complemento, y con el plus de jugar a esa altura con un hombre menos. En esa parte Ever Ready había intentado ser protagonista, pero sin encontrarlo, hasta que Jorge Alday, en su única intervención productiva, encendió la esperanza de un lado y la alarma del otro con un zapatazo notable desde 25 metros que dejó mudos a todos.
Quedaba poco, y el blanquinegro iba a tirarle todo encima a un Independiente que debía defenderse como lo había hecho casi siempre, con Villalba y Mayoraz jugando de “pulpos” por todos lados, y con Alvarez desequilibrando en cada corrida, aunque sin acompañamiento efectivo. En una de las últimas, el árbitro Tadiello pitó una falta que pocos vieron de Mayoraz a Alday, y en el tiro libre apareció la zurda mágica de Gelmini para poner el 2 a 2 y desatar un mar de protestas lógicas y no tanto (adentro y afuera).
Empate agónico y festejo del campeón. Bronca y rabia en un apesadumbrado Independiente, que se veía burlado y no sólo por la victoria que dejaba escapar, sino también por el árbitro Tadiello, a quien todos sindicaban como el responsable del empate. El juez había expulsado a Carlomagno por doble amonestación, y luego de la igualdad, hizo lo propio con Elizalde.
Es cierto que Tadiello dirigió desacostumbradamente mal. Amonestó demasiado, fue injusto en algunos fallos (para los dos lados) y quiso demostrar autoridad para terminar siendo autoritario. Pero no fue su culpa que a Independiente se le esfumara el triunfo cuando lo tenía servido en bandeja.
El Rojo había mostrado mejores cosas en el primer tiempo, con un Alvarez inspirado pero carente de compañía, con una zaga central cumplidora y la tarea batalladora de Elizalde y Mayoraz trabajando duramente en el medio. Pero ello no alcanzó para merodear el arco de Tejeda, que sólo tuvo que intervenir en un tiro libre a los 12 minutos.
Ever Ready fue más pensar que jugar, tratar de llevarla redonda y con limpieza. Pero se quedó en la teoría. Y así Independiente le pegó sobre el final, en un tiro de esquina de Alvarez que cayó en la cabeza de Roncoroni, que le ganó por única vez a Suárez en lo alto para poner en ventaja a su equipo.
Era de Independiente, pero…
Las emociones recorrerían de punta a punta el segundo tiempo, porque lo tuvo Salinas y el travesaño le dijo que no, y enseguida Tadiello le mostró la segunda amarilla a Carlomagno que dejó a Independiente con diez. Pero el golpe lo sufrió Ever Ready, porque a los 11’ un centro largo de Alvarez cayó en la cabeza de Elizalde, que anticipó al dubitativo Tejeda para un impensado 2 a 0.
No había respuestas en el blanquinegro, que sólo mostraba buen pie y no destinatarios para acercarse con fiereza a Calabrese. Del otro lado se fue Echandía y entró Enriquez, en un cambio que mostraba la ambición de un confiado Independiente, puesto que a los de Irazábal le salían pocas.
El reloj corría impiadoso y fueron Taylor y Silva a la cancha a buscar profundidad y soluciones que no aparecían. Hasta que a los 35’ Alday metió un zapatazo tremendo que encaminó a Ever Ready, que envalentonado fue a más, cuando en el Rojo apostaban al juego aéreo metiendo a Roch por el lesionado Roncoroni.
A puro empuje y de atropellada lo quería empatar el conjunto de la calle San Martín, y ahí estuvo el magistral pie izquierdo de Gelmini para poner el empate de un partido que tenía dueño seguro, pero en el fútbol nada está dicho hasta la pitada final. Y eso debiera aprenderlo Independiente.