La fortuna ya no juega del lado de Conesa. El puntero estaba consiguiendo ayer una victoria de esas que significan mucho por el contexto de un partido clave, decisivo y que redondeaba una corajeada de aquellas, de esas que siempre son necesarias para una campaña marcada a fuego y coronada con gloria. Pero no pudo ser. Un zapatazo desde 25 metros en el último instnate del partido con Social, dejó al puntero sin festejo, lleno de bronca e impotencia.
Hacía poco más de 60 segundos que Leonardo Villalba le había ganado a todos en el área y de cabeza conseguía un triunfo estupendo, dando vuelta un partido complicadísimo ante un Social que en el balance había sido superior a lo largo del juego. El reloj marcaba 47 minutos y monedas, el festejo de los de Tordillo se extendió demasiado, en un abrazo eterno y una pila humana que se formó por encima del héroe. No era para menos, porque era necesario el ahogo.
El árbitro Martín Zabaljauregui había adicionado tres minutos, y ni bien se puso en juego el balón volvió a adicionar. Social no claudicó y fue por la última. La pelota le quedó al pibe Joaquín García en tres cuartos de cancha rival, por la derecha. Levantó la cabeza, vio pocas opciones y se la jugó. Sacó un derechazo tremendo que se clavó en el ángulo izquierdo de Saldúa, poniendo un poco de justicia al partido y el 2 a 2 final que dejaba a Conesa con muy poco, y casi en nada a lo que había hecho Villalba unos segundos antes.
Mientras los jugadores de Social festejaban, desde el banco visitante saltó hacia el medio de la cancha el DT Osvaldo Villalba. Corrió más de 60 metros para recriminarle a Zabaljauregui que ya la hora estaba cumplida. Y ahí todo se desmadró. Los jugadores conesinos copiaron el reclamo de su DT, se abalanzaron primero contra el árbitro y a la pasada con algún rival que seguía con su festejo desmedido. Y ya hubo algún empujón, y varios que saltaron porque vieron que era un virtual todos contra todos donde ninguno se animaba a nada, y desde su tribuna los visitantes echaban nafta al incendio con insultos y hasta objetos contundentes arrojados al banco de suplentes local.
Fueron unos tres minutos de desborde, con casi todos los protagonistas empujándose, gritándole al árbitro y tratando de mostrar guapeza quien sabe para qué. Mientras tanto, el árbitro y sus colaboradores seguían todo atentamente y la policía (un hombre y dos mujeres) trataba de llevar calma, que vino cuando el juez anunció que con ese espectáculo todo había concluido sin que nadie viera la roja, cuando más de uno debió haberse ido.
Fue mejor Social
Así Conesa vio escapar una chance más de las tantas que ha venido desperdiciando en las últimas fecha, aunque esta vez la sacó bastante barata porque Social fue muy superior en el primer tiempo, y si no le hizo más goles en esa etapa fue porque le faltó contundencia, y porque buscaron poco a Federico Roncoroni, nada más. Porque después, el puntero estaba para el “cachetazo”.
La soltura que mostraron Sebastián Soria (cada vez más jugador) por la derecha y Nicolás Barragán por la izquierda, fue demasiado para un Conesa que sin José Roch atrás mostró deficiencias defensivas, y carencias notorias a la hora de armar juego con Jorge Alday desaparecido y diciendo presente recién al final de la etapa, cuando el equipo de Dolores ya ganaba 1 a 0 por el cabezazo de Federico Roncoroni a los 21 minutos de juego, y el rival era repetitivo a la hora de buscar con pelotazos largos.
Los desbordes permanentes de los hombres de dispuso Damián Cejas por las bandas fueron siempre peligrosos, y más aún cuando se acoplaban en ofensiva con Gonzalo Soria y Roncoroni, haciendo que Conesa se desespere a la hora de marcar y se desarme en el medio, donde Mateo Carzolio siempre salió airoso en la batalla.
Conesa salió más decidido en el arranque del segundo tiempo, y enseguida consiguió su cometido. A los 4’, Jorge Alday hizo una linda apilada por derecha y vio la entrada de Salinas por el otro lado. La cambió y el delantero la bajó, se hamacó hacia adentro y sacó un precioso derechazo que se metió en el ángulo izquierdo de Calabrese para el 1 a 1.
El gol despertó a Conesa, que salió a apretar más arriba y se ordenó mejor. Pero le costó, porque Alday tenía intermitencias y quien mejor interpretaba el juego era Lacoste (la figura del visitante), que por derecha supo aprovechar cada hueco que le dejaba Barragán. Pero el volante careció de compañía, mientras arriba, muy cortados, esperaban Salinas y Roch, bien marcados además por una línea defensiva férrea.
Estuvo para los dos en la etapa final, pero fue Conesa el que creó más peligro en los últimos minutos, cuando sentía que todo se le escapaba. Hasta que fue Villalba y de cabeza puso el 2 a 1, retrucado enseguida por ese golazo tremendo del pibe García, que puede haber significado mucho en la campaña de un equipo que tenía todo y parece ir desangrándose de a poco.