Encontró lo que necesitaba, y lo que buscó en
un partido duro, parejo, y que se volcó a favor de Ever Ready justo en el
momento indicado, cuando parecía que la Escuela Héctor Barragán
comenzaba a afianzarse con el balón y el manejo del partido. Victoria con lo
mínimo, valiosísima para volver a la punta, y a la alegría de los tres puntos
luego de una racha de tres cotejos sin saborear el triunfo.
Pero en el medio hubo un cotejo que en el
cuerpo a cuerpo no tuvo un neto dominador, porque se prestaron la pelota, y
cuano ello ocurrió las más vistosas y mejores ideas salieron del conjunto de
internos de la Unidad
6, con Matías Mnzón como abanderado de todo lo que intentaba.
Irazábal ayer cambió y Ever Ready volvió a
jugar con dos puntas bien definidas después de mucho tiempo. Coronel y Salim
actuaron en tándem, Gelmini se tiró unos metros más atrás y así el blanquinegro
tuvo más dinámica y profundidad, que se evidenció en el arranque pero luego se
fue diluyendo.
Un par de intentos de arranque y una notable
intervención de Juárez ante un remate de Gelmini, fueron las mejores del nuevo
líder en el primer tiempo, lapso en el que Andina estuvo cerca con un remate
tras el centro de Monzón, cuando la
Escuela dominó en su mejor momento.
La parte final mostró a un Ever Ready más
motivado, adelantado y con ganas de salir a ganar. Primero el poste salvó a la Escuela en un tiro libre
de Gelmin, y a los 10’
llegó el primer quiebre del juego cuando Coronel solo frente al arco se
reencontró con la red después de 7 partidos, colocando el 1 a 0 tras un buen centro de
Moltoni.
Los nervios aparecieron en el equipo de la Escuela, y quedaron en
evidencia cuando a los 12’
Castillo le entró duro a Salim y dejó a su equipo con diez hombres. Nada sería
igual a partir de allí, porque Ever Ready tuvo más espacios, y el rival ya no
tuvo el mismo peso, aunque jamás perdió el orden para ir al frente igual,
aunque con “Comitas” Enrique solo no alcanzó.
Sin sufrir, pero sin apretar el acelerador,
Ever Ready transitó hasta la victoria final casi sin pasar sobresaltos, pero
igual se comió los codos para esperar el final y poder volver a sumar de a tres,
y de paso regresar al liderazgo, afianzándose además en el grupo de los cuatro.