Con
poco, pero con efectividad. Con esa simple pero eficaz receta, Sarmiento ganó y
se sacó de encima a un Independiente que nunca estuvo lejos en el partido,
aunque estuvo torcido para el arco porque Carlomagno y Alvarez no la embocaron.
No hay que buscarle tantas respuestas a la caída del Rojo: no jugó del todo
mal, y perdió porque sus delanteros fallaron y porque Iván Acuña tuvo una tarde
inspirada.
El
tremendo frío de la tarde dominical reinó durante toda la jornada, pero hizo hincapié
en el primer tiempo del cotejo. Pocas emociones, paridad y pura lucha mandaron
en el juego, y la batalla en el medio quedó en poder del “Calavera” con la
presencia de los guerreros Villalba y Elizalde.
Pero
más allá de que ninguno podía lastimarse, fue Independiente el que merodeó más
cerca del arco contrario. A los 22’
Morales le metió un pelotazo bárbaro a Carlomagno, que picó por derecha y solo
definió con un toque al segundo palo, pero el balón se fue apenas desviado.
Parecía el despertar de las emociones, que siguieron enseguida, porque a los 26’ Carlomagno tuvo otra chance
ante una falla de Ludueña, y cuando estaba mano a mano con el arquero, fue
cruzado por Melín, en una acción donde varios reclamaron penal.
Sarmiento
no parecía incómodo en su rol, porque jugaba un papel que no hace mal: el de
contragolpeador. Wirsch y Herrera con su empuje, chocaron insistentemente
porque no tenían una llegada limpia, porque Juan Cruz Córdoba no entraba
tampoco en sintonía con el juego, y porque la sorpresa no hacía su arribo.
Pero
un cambio rompió la tranquilidad. Patricio Márquez ingresó por Paz y en la
primera que tocó encontró el gol. Apenas un minuto de juego en el complemento
para poner a Sarmiento en ganancia, quizás injustamente, pero goles son amores
y el que los hace los disfruta, y debe defenderlos. Y Sarmiento lo hizo con
armas bien predispuestas.
Con
Carlomagno intermitente, Alvarez absorbido por la marca y Gianfranco González
sin encontrar compañía para que acompañe su gambeta, el Rojo se encendió de a
ratos pero jamás pudo romper el cero en el arco de enfrente. Sarmiento se
plantó firme en el medio y atrás, y encima tuvo a Iván Acuña como una de las
figuras.
Lo
tuvo Redondo a los 17’ ,
pero su remate se fue desviado; Acuña se lució frente a Carlomagno a los 36’ y en el rebote Alvarez no
pudo; Bazterrica cabeceó muy mal cuando estaba solo frente al arco a los 40’ y otra vez Acuña se jugó la
vida a los 48’
sacándole con el cuerpo el gol a Alvarez en un rebote tras un tiro de esquina.
Todas esas tuvo Independiente, pero no pudo.
Ganó
Sarmiento y se llevó un premio excesivo, pero pegó justo. Supo administrarse y
se defendió bien, para quedarse con tres puntos que ya lo depositaron en la
soledad de la punta.
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