Un punto bien repartido

Al final, como ninguno se animó a atacarse en el segundo tiempo, Sarmiento y Conesa terminaron empatando 2 a 2, y lo que había sido un primer tiempo emotivo se cerró olvidado por un complemento chato, sin ideas, repartieéndose un punto que por ahora le sirve más al líder que al propio "Calavera", que siendo local y con mayores obligaciones tampoco se dio cuenta del papel que debía cubrir.

Con su habitual libreto, el elenco de Tordillo mostró de arranque una mejor adaptación a un terreno de juego donde se hace poco posible hacer lo que el jugador quiere. En el "Rodolfo Morello" la pelota va dando "saltitos" en forma permanente, y así poco es lo que se puede pedir. Pero Conesa le puso coraje y rapidez al juego, con Ojeda y Salinas dándose cuenta enseguida donde estaba al ventaja: sobre la izquierda de la defensa del equipo de Irazábal.

El DT del albo puso su acostumbrada línea de tres hombres, y Villalba apostó a lo de siempre. De arranque, Salinas en la primera que tuvo se fue por derecha y sacó un centro preciso que cayó como una bomba en el área, donde Juan Roch no tuvo más que tocarla para batir a Ludueña y poner el 1 a 0 a los 6 minutos de juego y extender así su notable momento personal de amor eterno con la red. Pese a los nombres y al regreso de Rolando Taylor, a Sarmiento le costó hilvanar una idea.

De una pelta parada, surgiría el empate para Sarmiento. Fue Garófalo el encargado de ejecutar un tiro libre desde la izquierda, y en el corazón del área apareció la cabeza de Matías Melín para ganarle a todos y empatar a los 18’. Era el arranque de otro partido, pero con los mismos condimentos: enseguida Ojeda ganó en velocidad por derecha (otra vez), mandó el centro y el pie de Roch colocó el 2-1 cinco minutos después.

Pero Conesa tiene esas cosas, se pone en ganancia y no sabe cómo cuidar el resultado. Sigue yendo, se equivoca, no se resguarda. Y enfrente estaba Sarmiento, que sin ser un canto al fútbol siempre es peligroso por los elementos individuales con los que cuenta. Gran pase de Garófalo de izquierda a derecha, Ochoaizpuru que se duerme en la marca y deja solo a Equisito, que ve la llegada de Taylor y lo habilita para que “Rolo” llegara otra vez a casa con un grito.

Justo se estaba terminando el primer tiempo cuando pegó Sarmiento, como dejando el camino abierto para un segundo tiempo vibrante. Pero nada de eso pasó. El partido se cayó en intensidad, ganaron los roces y las protestas. Se olvidaron de todo y se dedicaron a ensuciar un juego que había dejado una linda impresión en el primer período. No hubo nada de nada, y si terminaron los dos con once fue porque el árbitro fue demasiado permisivo.